Divinidad de Jesús nº 5

EL QUE ES COMO DIOS ES, Y OBRA COMO OBRA DIOS

Muchas de las expresiones usadas por nuestro Señor para describir su propia persona y su obra no son sino ecos de afirmaciones que se hacen acerca de Yahveh en el A.T., como Io demuestran los ejemplos que se observan en la Tabla I.

Jesús actúa como quien tiene autoridad para Llevar a su plenitud la ley dada a Moisés por el mismísimo Yahveh (Mt. 5-7); se declara Señor del Día de Reposo y de sus discípulos; afirma tener autoridad para perdonar pecados (Mr. 2:10), una prerrogativa divina, y para gobernar y juzgar los cielos y la tierra.

Se ha señalado, a mi juicio correctamente, que Jesús no estaba citando Ex. 3:14 cada vez que dijo «yo soy» (gr. ego eimi). Sin embargo, aun considerando Jn. 8:58, «antes que Abraham naciera, yo soy», como una simple declaración de preexistencia -lo cual es dudoso—, es difícil negar una relación entre el nombre de Dios revelado a Moisés en Ex. 3:14, «Yo soy», y ciertos dichos de Jesús registrados en el cuarto Evangelio, el Único Evangelio que además declara explícitamente la divinidad de Jesús (Jn. 1:1; 20:28). Juan cita los siguientes dichos de Jesús:

«...porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados» (Jn. 8:24).

«Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy» (Jn. 8:28).

«Os Io digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy» (Jn. 13:19).

Algunas traducciones agregan una o más palabras con et fin de «aclarar» el sentido de estos dichos. Así, la versión inglesa KJV dice: «si vosotros no creéis que yo soy (aquel)», y la moderna NIV: «si ustedes no creen que yo soy (quien digo ser)», en Jn. 8:24; y similarmente en Jn. 8:28 y 13:19. Sin embargo, en el griego se lee simple-mente egô eimi, «yo soy», como traducen correctamente BA, BJ, RV 1960, 1977 y Actualizada, BNC (en Jn. 8:28 y 13:19) y BLA. Las versiones BJ y BLA reconocen implícitamente la conexión, pues colocan Yo Soy, con mayúsculas (y en cursiva en el caso de la BLA). Otras versiones reconocen aún más claramente que Juan relaciona estos «yo soy» absolutos con la declaración de Yahveh en Ex.3:14. Así, la VP y su hermana inglesa TEV, BIC y NBE dicen en estos pasajes de Juan «Yo soy el que soy». La traducción de la NBE es muy interesante porque su traductor, Juan Mateos, es un destacado erudito y coautor de un extenso comentario lingüístico y exegético sobre el Evangelio de Juan. El P. Auzou resume bien la cuestión cuando dice:

«En el cuarto Evangelio... una utilización insólita de la expresiónegô eimi, "yo soy", difícilmente se explicaría sin la referencia a Éx. 3:14, 15... esos "yo soy" sin predicado nominal, sin complemento, sin relativo, son et equivalente de YHWH».

Otro dato que apoya también la idea de un vínculo cierto entre estos dichos y Ex. 3:14 es la curiosa reacción de Judas y sus secuaces en el prendimiento de Jesús, un episodio que solo ha sido registrado por Juan:

«Entonces Judas, tomando la cohorte (romana), y a (varios) oficiales de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allá con linternas, antorchas y armas. Jesús, pues, sabiendo todo Io que le iba a sobrevenir, salió y les dijo: ¿A quién buscáis? Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. Él les dijo: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos. Y cuando El les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra» (Jn. 18:3-6).

¿Cómo puede semejante reacción ser provocada por una simple afirmación de identidad? Juan no lo explica, pero sin duda debe de haber tenido buenos motivos para narrar este acontecimiento que los otros evangelistas no mencionan. He aquí una compañía de aguerridos veteranos y oficiales, armados hasta los dientes, que retrocede y cae a tierra ante las simples palabras «yo soy». No tiene visos de realidad un episodio en el que un grupo de rudos soldados en busca de un hombre desarmado baya de retroceder y caerse al piso cuando el hombre que buscan se identifica a sí mismo, a menos que en las aparentemente simples palabras haya mucho mas que una mera afirmación de identidad humana.

(“La Divinidad de Jesucristo vindicada: Señor mío y Dios mío”, Dr. Fernando D. Saraví, Ed. CLIE, 1989 Terrassa, Barcelona. Pags. 43-46