Tertuliano de Cartago

Tertuliano de Cartago y el Origen del término "Trinidad"

Tertuliano: Otro gran cristiano magrebí (como Cipriano, Agustín...) de los primeros siglos.

Una de las principales figuras del siglo III para el cristianismo, Quinto Septimio Florencio Tertuliano, más conocido simplemente como Tertuliano, nació en el seno de una familia gentil (o pagana) en Cartago -África- hacia el 150-160 d.C. Su padre era centurión en la armada preconsular, y Tertuliano, tras una juventud disipada y licenciosa según su propio

testimonio se convirtió al cristianismo en la ciudad de Roma, hacia el año 195 d.C. siendo después, según Jerónimo, presbítero de la iglesia de Cartago. Sus primeras obras (de su etapa "propto-católica" -La iglesia católico romana es de más tarde-, antes de hacerse Montanista) son escritos generalmente apologéticos contra los paganos y las diversas herejías y cismas de la época. En estas obras se nota su educación como abogado por la retórica que usa en sus argumentos, a veces mordaz y otras veces directamente tomada del derecho romano.

Así, para tertuliano, el depósito de la fe descansa exclusivamente en la iglesia universal, que ha recibido sus enseñanzas de los apóstoles, por lo que los herejes y cismáticos ni siquiera tienen derecho "legal" de usar el nombre de cristianos y las Escrituras, ni la Iglesia se debe tomar la molestia siquiera de discutir con los mismos. Estos argumentos serían usados 1400 años después por la iglesia católico-romana contra el naciente protestantismo y su lema de "Sola Escritura". Notemos que lo que Tertuliano dice es que la iglesia podía demostrar una uniformidad de doctrinas por medio de los escritos apostólicos (aún no compilados en el Nuevo Testamento en la época de Tertuliano) y que precisamente la respuesta, en el siglo XVI, de los protestantes al catolicismo-romano, es que éste se había apartado de esas doctrinas originales, a las que el protestantismo (que a fin de cuentas en sus comienzos fue un intento de "reforma" dentro de la iglesia católico-romana) trataba de volver. Hubiese sido tertuliano de Cartago un santo del siglo III para la Iglesia Católico-Romana, conocido como azote de los herejes y defensor de la ortodoxia, si no hubiese abrazado, el año 207 d.C. el Montanismo (a los que llamamos "Los pentecostales del siglo II"), del que ya hemos estudiado algo en el siglo II y del que tanto habló Ireneo de Lyon (tratándolo más como grupo "heterodoxo" que como herejía). ¿Qué es lo que vio tertuliano en este movimiento? Pensemos que el montanismo no fue un cisma ni una herejía en sus principios, más bien, del mismo modo que hoy pasa con el movimiento carismático o pentecostal, fue una involución de carácter rigorista y en muchos casos fanática y exagerada, que se dio en el seno de todas las comunidades de la iglesia y que pese a que terminó siendo condenada por la misma, terminó siendo un movimiento que supo ganarse el respeto por su ortodoxia doctrinal y su rigor cuando se despojó de sus rasgos más místicos y exagerados.

Así, conociendo el carácter de Tertuliano, no es de extrañar que se viese atraído por el rigor de los Montanistas del siglo III y su excesivo celo por la santidad y el orden de vida cristiana. Por otro lado parece que los montanistas africanos eran mucho menos místicos y más serios que sus homólogos de frigia y Asia Menor.

Vemos una vez más, como hoy en día, la contraposición entre dos concepciones extremas de la iglesia: La concepción "legalista" y hasta diría "fundamentalista" de la vida cristiana, y la concepción de que la Iglesia es ante todo una comunidad basada en el "Amor" donde todos, con sus imperfecciones, tienen cabida.

Ya como montanista Tertuliano siguió escribiendo tratados contra las herejías, que han sido capitales para entender el posterior desarrollo de la teología cristiana. Quizá la más importante es su tratado "Contra Praxeas", un alegato contra un tal Praxeas, que en la iglesia de Roma se opuso al montanismo y su interpretación acerca de la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así, Praxeas predicaba el llamado "patripasiosismo" herejía que explicaba que Dios unas veces actuaba como Padre, otras como Hijo, y otras como Espíritu. Así, entonces el Padre sufrió también la pasión, puesto que el Padre es el Hijo.

Tertuliano entonces postula la siguiente fórmula para entender la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esa fórmula es que HAY EN EL DIOS ÚNICO UNA SOLA SUSTANCIA Y TRES PERSONAS DIFERENTES. Tertuliano es así el primero que acuña la fórmula trinitaria (resulta muy gracioso y hasta anacrónico que los Testigos de Jehová -antitrinitaristas-, por puro desconocimiento lo citen en algunos de sus tratados y folletos: De ahí la importancia de leer más a menudo páginas WEB como esta). La idea de que en Cristo hay una sola Persona pero dos naturalezas distintas: la humana y la Divina, también es de Tertuliano.

Escribió además, como montanista, ardientes alegatos contra la iglesia proto-católica a la que acusaba de falta de rigor y santidad, y llamaba a los católicos los "psíquicos" por su oposición, según él, al Espíritu Santo. Su legalismo y rigorismo llegó al extremo de reprochar a la iglesia por los refrigeria que hacía llegar a los mártires encarcelados tachando de glotonerías esas ayudas a, por propugnar que si se podía se debía escapar del martirio (los montanistas lo buscaban y lo llegaban a provocar -contra la opinión de la iglesia ya desde el siglo I). Además, según él (y el montanismo) la iglesia no podía reconciliar con la pax ecclesiastica no solo a los que habían cometido pecata gravitoria, o pecado de muerte (apostasía, homicidio y adulterio), sino tampoco a los que cometían pecados menos graves (esto es, para el montanismo, existían numerosos pecados irremisibles que hacían perder la salvación).

Se opuso completamente a todo lo que sonara a cultura pagana dentro de la iglesia (filosofía, etc.)

Resulta tremendamente paradójico que un defensor de la ortodoxia como Tertuliano, se uniese a un grupo tenido por herético por el resto de la iglesia, y que ya "en la herejía" produjese fórmulas teológicas que han resultado ser de primerísima importancia para la Iglesia. Debemos notar además (sería imposible exponer el porqué aquí, por falta de tiempo) la importancia de su influencia en la Iglesia latina -romana- al ser el primer gran teólogo que escribió en latín.

JPV