Los Valdenses

Este artículo trata sobre estos tan ignorados cristianos evangélicos de la Edad Media, de más de 4 siglos antes de Lutero (contra las ideas recibidas por los seguidores de la iglesia Católico-Romana, que afirman que el cristianismo evangélico nació de una escisión de Roma con este reformador), y de los cuales sus propios verdugos: los inquisidores de la iglesia católico-Romana dijeron lo siguiente:

"Los herejes valdenses se distinguen por su comportamiento y el habla. Son impasibles y sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o indecorosos. No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven únicamente del trabajo artesano de sus manos. También sus maestros son tejedores y zapateros. No acumulan riquezas, sino que se contentan con lo necesario para vivir. Comen y beben con moderación, no frecuentan posadas ni van a bailes u otros lugares de mala reputación. Son lentos para la ira. Son trabajadores, se dedican a aprender y a enseñar.

Les reconocerán por su manera de hablar: con cordura y veracidad. No difaman, no hablan con palabras vulgares o vacías. Evitan toda expresión que pueda ser mentirosa o de juramento. No dirán "sinceramente" o "de verdad", sino que se limitarán a decir "si" o "no". Según ellos hacen así porque Jesús lo ordenó en Mateo 5:37" (Passauer Anonymus).

El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención." ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

A continuación una respuesta a afirmaciones hechas en los foros de discusión de religión en Internet por parte de una persona que se hacía llamar C.C. (Cristiano católico) donde llega a decir que si los Valdenses sufrieron tantas matanzas por parte de la ICAR (Iglesia católica) es casi porque se lo merecieron (por ser "enemigos de Roma"). Más abajo hay algunas preguntas y respuestas del citado C.C.

Olvidados por los siglos, quizá a alguien le interese esta historia... (más abajo se habla de ellos en España)

(Con la esperanza de que C.C. al menos reflexione)

PEDRO WALDO Y LOS VALDENSES

El movimiento evangélico de la Edad Media recibió un valioso refuerzo con la conversión de Pedro Waldo debido a la impresión que le produjo la muerte repentina de un amigo con el cual estaba conversando. Dicho incidente hizo que este rico comerciante, dejando sus negocios, pensara solo en la salvación de su alma.

Un sacerdote a quien preguntó sobre el asunto le respondió que había varias maneras de salvar el alma, pero que la más segura era poner en práctica las palabras de Jesús al joven rico: -Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Se cree que el cura lo dijo con ironía, por que Waldo era un hombre muy rico; pero éste, que estaba decidido a conseguir la salvación a todo coste, lo cumplió al pie de la letra. Su gran acierto fue que, en lugar de ir a profesar el voto de pobreza en un convento, resolvió deshacerse de sus bienes, empleándolos él mismo para beneficio de los pobres y la extensión del Reino de Dios.

Consideró que era una obra muy buena a los ojos de Dios el mandar traducir y poner en manos del pueblo las Sagradas Escrituras. Hizo escribir a mano muchas copias que eran llevadas por cristianos fieles de un pueblo a otro.

El clero empezó a mirar con recelo a aquellos hombres humildes que, de dos en dos, descalzos y pobremente vestidos, con el volumen sagrado en la mano, iban predicando la Palabra de Dios, y el arzobispo Guichard les prohibió predicar.

Pedro Waldo apeló al papa esperando que su justa causa sería reconocida, y compadeció con uno de sus colaboradores ante el Concilio de Letrán en marzo del año 1179, El papa los trató amablemente pensando que los pobres de Lyon, como les llamaban, permanecerían dentro de la Iglesia Católica, quedando convertidos en una orden monástica y, según testimonios que tenemos de sus jueces, los hallaron muy piadosos y austeros en su modo de vivir, pero ignorantes -según ellos- e incapaces de predicar. Esto fue porque, en lugar de examinarlos sobre las Sagradas Escrituras y las doctrinas más claras y evidentes del Cristianismo, les interrogaron, en Lenguaje filosófico, sobre la Santísima Trinidad, las dos naturalezas de Cristo, y otras cosas que los Concilios habían tratado de resolver y establecer como dogmas, sin pensar que Dios tiene derecho a reservarse algunos misterios, sin revelárnoslos, hasta aquel día en el cual seremos capaces de comprender todas las cosas.

Vueltos a Lyon, resolvieron que debían predicar el Evangelio con sencillez, porque era menester obedecer a Dios antes que a los hombres, y se lanzaron a la obra, desafiando la persecución. Esto les unió a sus hermanos los antiguos paulicianos -descendientes de los cristianos primitivos-, a los pedrobrusianos y enriquistas, y todos juntos vinieron a formar la Iglesia Evangélica Valdense, que subsistió y se extendió por toda Europa durante varios siglos antes de que apareciese la Reforma.

El edicto de excomunión que se extendió contra ellos en el año 1181 les obligó a salir de Lyon, lo que fue tan beneficioso para la causa del Evangelio como lo había sido la primera persecución que vino a la iglesia cristiana de Jerusalén, la cual obligó a los primeros cristianos a extenderse por todo el mundo antiguo predicando el Evangelio.

Pedro Waldo huyendo d la intolerancia llegó hasta Bolonia (hoy Polonia) en la misma frontera de Rusia donde murió el año 1217 después de cincuenta y siete años de servicio para el Señor.

Los Valdenses en España

Animados por su celo misionero los valdenses recorrieron el sur de Alemania, Suiza y Francia llegando a España donde formaron grupos de cristianos disidentes de Roma en las provincias del Norte, y sobre todo en Cataluña.

El hecho de que dos concilios y tres reyes se hayan ocupado de expulsarlos de nuestra patria demuestra que su número tenía que ser considerable.

El clero impotente para detener el avance y, alarmado, pidió al papa Celestino III que tomase medidas en contra del movimiento. El papa mandó un delegado en el año 1194 que convocó la asamblea de prelados y nobles en Mérida asistiendo personalmente el mismo rey Alfonso II quien dictó el siguiente decreto:

"Ordenamos a todo valdense que en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden cualquiera que desde hoy se permita recibir en su casa a los susodichos valdenses asistir a sus perniciosos discursos o proporcionarles alimentos atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del delito de lesa majestad; además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables sepa que si los ultraja los maltrata o los persigue no hará con esto nada que no nos sea agradable."

Desde entonces la persecución se hizo sentir con violencia, y en una sola ejecución 114 valdenses fueron quemados vivos y sus cenizas echadas al río Ter en Gerona. Sin embargo, muchos lograron esconderse y seguir secretamente la obra de Dios en el reino de León, en Vizcaya y en Cataluña, pues al contrario de lo que decretaba la orden real, les Veían con costumbres austeras y anunciando tan Claramente las Buenas Nuevas de salvación, bien afirmadas en textos de la

Sagrada Escritura, que hasta Se menciona al obispo de Huesca, uno de los más notables prelados de Aragón como protector decidido de los perseguidos Valdenses.

Pero las persecuciones contra ellos no cesaron, llegando a su apogeo por el año 1237, cuando 45 de ellos fueron arrestados en Castellón y 15 de ellos quemados vivos en la hoguera.

En Alsacia y Lorena hubo desde el año 1200 tres grandes centros de actividad misionera. En Meta, el barba (pastor) Crespin y sus numerosos hermanos confundían al obispo Beltrán quien en Vano se esforzaba por suprimirlos. En Estrasburgo los inquisidores mantenían siempre el fuego de la intolerancia contra 1a propaganda activa que hacía el barba Juan y más de 500 hermanos que componían la iglesia perseguida de aquella ciudad.

En Bohemia, donde pedro Waldo terminó su gloriosa carera, los resultados de la obra Misionera valdense fueron fecundos. A mediados del Siglo XIII el inquisidor de passau nombraba 42 poblaciones donde los valdenses habían echado raíces; y en Austria, a principios del siglo XIV, el inquisidor Krens hacía quemar 130 valdenses. Se cree que el número de ellos en Austria no bajaba de 80.000.

En Italia 1os Valdenses estaban diseminados Y bien establecidos en todas partes de la península. Tenían propiedades en los grandes Centros, Y un ministerio itinerante perfectamente organizado. En Lombardía los discípulos de Arnaldo de Brescia gran opositor del papa a pesar de que nunca llegó a separarse de la Iglesia Católico-Romana y que fue quemado vivo en el año 1155- unían fácilmente a los valdenses cuando éstos les predicaban el Evangelio. En Milán poseían una escuela que era centro de una gran actividad misionera.

En Calabria se establecieron muchos valdenses del Piamonte en el ano 1300 en Fuscaldo y Montecarlo. Habían conseguido cierta tolerancia y les permitían celebrar secretamente sus cultos con tal de que pagaran los diezmos al clero.

En tres de los valles del Piamonte Lucerna Perusa y San Martín los Valdenses formaron pueblos enteros en las primeras décadas del siglo XIII.

Estos datos históricos que poseemos de la abundante literatura producida por los Valdenses prueban de un modo irrefutable cuán equivocada y absurda es la afirmación de la Iglesia Romana de que el Protestantismo tuvo su origen en Lutero: Centenares de años antes de que se produjese el movimiento espiritual de la Reforma existían ya muchos miles de cristianos que no comulgaban con los dogmas de la Iglesia Católica Romana y eran tanto o más protestantes de los errores y abusos del Catolicismo que el famoso fraile sajón. (extracto de "Origen e Historia de las Denominaciones Cristianas" de Samuel Vila, Ed. CLIE, España)

Más gotas sobre los valdenses, para CC:

El abad de Citeaux, Arnaud Amalric, legado papal (de la "Iglesia de Cristo" según C.C.), contestó la famosa frase: "Matadlos a todos; Dios reconocerá a los suyos" al consultársele durante la toma de Béziers (Sudeste de Francia) como distinguir a los "herejes" Valdenses del resto de la población.

Esta frase, bastante discutida por los historiadores revisionistas católicos del siglo XXI, a mí me parece horriblemente probable: Puesto que de hecho no hay duda histórica de que no dejó sobreviviente alguno -tampoco niños ni mujeres- de una ciudad que tenía entonces 20.000 habitantes... no veo porqué iba a tener escrúpulos por la brutalidad de una frase.

Ireneo

El siguiente comentario de "Cristiano Católico" da miedo :

"Cristiano Catolico" <santrinidad@xs4all.nl escribió en el mensajenews:3f536b90$0$58581$e4fe514c@dreader6.news.xs4all.nl...

Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos... En todos los tiempos de la historia la Iglesia ha tenido enemigos. los Valdenses deben encontrarse entre ellos. porque el que no esta con nosotros esta contra nosotros.

La respuesta vino así:

Amigo CC... ¿Quién eres?

¿Merecían la muerte los Valdenses (Demuestras tu perfecta ignorancia al desconocer todo de ellos -estoy preparando algo para ilustrar a quien le interese-) por ser como tú dices "enemigos de la ICAR" -por predicar el Evangelio en el siglo XII-?

Te recuerdo lo algo que dijo Jesús:

"El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:35-37)

"Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, por nosotros está". (Marcos 9:38-40)

Te recuerdo que si tu "papa" Juan Pablo II les pidió perdón en Asís por todas las masacres cometidas por tu "verdadera iglesia de cristo" contra ellos, es porque el papa sabía la culpa de la ICAR (si no ¿a qué pedir perdón?).

Estás ciego, insultas el nombre de algunos de los mejores seguidores de Cristo de la historia, demuestras muy poca piedad y caridad... solo tu ignorancia te puede justificar.

Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos (desde su aparición en el siglo XII, aunque descienden de grupos anteriores que se remontan a la primitiva y verdadera Iglesia) por la llamada "Iglesia" Católico Romana. Tú los llamas rebeldes, pero ellos pagaron con su sangre -derramada por los verdugos de tu "iglesia"- su fidelidad a Cristo.

Juan Pablo II les pidió perdón en una reunión que tuvo con ellos.

Se unieron después a sus hermanos protestantes ya que vieron que compartían la misma fe que es la única fe que siempre ha habido en el verdadero cristianismo).

Te dejo con la cita de uno de sus asesinos (el inquisidor de Passau):

El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta.

La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando entodo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención." ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

Dios te bendiga CC<<Más tarde este contertulio envió este otro artículo:

"Lito" <MiguelZZ@altg.net escribió en el mensaje

news:bj7i69$g3rq2$1@ID-196937.news.uni-berlin.de...

Aquí va otro artículo sobre los Valdenses

Saludos

Lito.

Los valdenses... ¿herejes, o buscadores de la verdad?

¿EL TIEMPO? El siglo doce de la era común... 200 años antes de la época de Wiclef y Hus y 300 años antes de Lutero. ¿El lugar? El sur de Francia y los valles alpinos de aquel país y del norte de Italia. ¿El marco de circunstancias? Una clase clerical rica y a menudo libertina mantiene en ignorancia, a propósito, a la gente común, la cual vive en la pobreza. Por toda Europa, la Iglesia Católica Romana ejerce la supremacía, pues es poderosa, opulenta y mundana.

En vivo contraste, hallamos un grupo de personas que se destacan en este fondo histórico. Creen que la Biblia es la Palabra de Dios y se esfuerzan por vivir en armonía con los principios justos de ella. Caminando en pares, estas personas suben las colinas y bajan los valles predicando y enseñando cualesquier verdades que hayan podido descubrir al leer las porciones de las Escrituras que están disponibles en el propio idioma de ellas. Debido a esto, se les persigue como a herejes, y muchas de ellas pierden la vida. ¿Quiénes son?

En Francia se les llegó a conocer por el nombre de Vaudois. Los que perseguían a estas personas las llamaban, en latín, valdenses, nombre que se mantiene así en español.

PRECURSORES

Los historiadores católicos y protestantes no concuerdan en cuanto a los orígenes de los valdenses. Los primeros quisieran convencernos de que lo que ellos llaman la "secta herética" de los valdenses era un fenómeno aislado que surgió repentinamente a fines del siglo doce bajo la dirección de un francés de Lyón llamado Valdès o Valdo. En cambio, muchos protestantes afirman que los valdenses constituyen un eslabón en la cadena continua de disidentes que surgieron entre la época del emperador Constantino (cuarto siglo de la E.C.) y los reformadores protestantes del siglo dieciséis. Estos protestantes opinan que el nombre valdenses se deriva de la palabra latina vallis, que significa "valle," y se refiere al hecho de que aquellos disidentes a quienes se perseguía con persistencia como herejes se vieron obligados a refugiarse en los valles alpinos de Francia e Italia.

Claro, los historiadores católicos rechazan esta explicación protestante, pues no la consideran histórica. Pero al afirmar que los valdenses aparecieron repentinamente en la escena de la historia medieval bajo la dirección de Valdès o Valdo la Iglesia Católica está minimizando el patente hecho histórico de que hubo muchos otros disidentes antes de que Valdo comenzara a predicar a fines de los años setenta del siglo doce. La verdad parece ser que Valdo y sus asociados llegaron a ser un punto de reunión para grupos similares de disidentes, algunos de los cuales habían estado en existencia por largo tiempo.

A la Iglesia Católica le gustaría que olvidáramos que había semillas de descontento entre los suyos muchos años antes de que apareciera Valdo. Por ejemplo, el obispo Agobard de Lyón, Francia (779-840 de la E.C.), atacó vigorosamente la adoración de imágenes, el dedicar iglesias a santos y la liturgia eclesiástica que no estaba en armonía con la Biblia.

Al otro lado de los Alpes, en Turín, Italia, un contemporáneo de Agobard, el obispo Claudio, adoptó una posición similar. Condenó las oraciones dirigidas a los santos, la veneración de reliquias y de la cruz y, en general, rechazó la tradición eclesiástica debido a que ésta iba en contra de las Escrituras. A Claudio de Turín se le ha llamado "el primer reformador protestante."

En el siglo once, el arcediano Bérenger, o Berengarius, de Tours, Francia, que, según se dice, era uno de los teólogos más influyentes de su tiempo, se opuso al dogma de la transubstanciación y sostuvo que el pan y el vino que se utilizan durante la conmemoración de la muerte de Cristo son emblemáticos y no se transforman milagrosamente en el cuerpo y la sangre de Cristo. También sostuvo que la Biblia era superior a la tradición. Bérenger fue excomulgado por herejía en 1050.

Al mismo principio del siglo doce, dos hombres se destacan en Francia como disidentes notables. Fueron ellos Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. El primero comenzó su vida adulta como sacerdote en los Alpes al sudeste de Francia. Al poco tiempo abandonó el sacerdocio porque no estaba de acuerdo con la Iglesia sobre doctrinas importantes como el bautismo de infantes, la transubstanciación, las oraciones para los muertos, la adoración de la cruz y la necesidad de tener edificios que sirvan de iglesias. Después de ser expulsado de la diócesis de los Alpes meridionales, predicó directamente a la gente por todo el sur de Francia e hizo muchos discípulos. Al fin fue quemado en la hoguera en St. Gilles en 1140.

Enrique de Lausana, a quien también se llama Enrique de Cluny, continuó la obra de Pedro de Bruys. Enrique era monje y ya en el año 1101 había empezado a hablar denodadamente en contra de la liturgia eclesiástica, el clero corrupto de aquel entonces y el sistema de una jerarquía religiosa. Sostenía que la Biblia era la única norma para la fe y la adoración. Empezó a predicar en Le Mans, y cuando se le expulsó de allí, continuó su obra misional por todo el sur de Francia y con el tiempo se encontró con Pedro de Bruys. En 1148 se le arrestó y se le puso en prisión, donde pasó el resto de su vida. Pero las ideas de estos hombres se propagaron como un reguero de pólvora desde el sur de los Alpes hasta el Mediterráneo y de un extremo al otro del sur de Francia hasta el Golfo de Vizcaya.

VALDO Y LOS "POBRES DE LYÓN"

Dentro de este ambiente histórico apareció un laico en la escena en Lyón, Francia. No se sabe nada en cuanto al nacimiento de este hombre, que según se dice ocurrió alrededor de 1140 de la E.C. Hasta cierto grado, aun su nombre es un misterio, pues se deletrea Valdès, Valdo o Waldo. El nombre Pierre, o Pedro, no aparece en ningún manuscrito que esté fechado antes de 1368. Se cree que en años posteriores sus discípulos le dieron el nombre, para indicar que él era un imitador más digno del apóstol Pedro que los papas de Roma, que afirman ser los sucesores de Pedro.

Valdo era un comerciante adinerado de Lyón. Estaba casado y tenía dos hijas. Siendo hombre devoto y católico practicante, pidió a un amigo teólogo que le diera consejo de las Escrituras en cuanto a lo que debía hacer para agradar a Dios. En respuesta, su amigo citó Mateo 19:21, donde Jesús dijo al joven rico: "Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor."

Valdo tomó a pecho este consejo. Después de proveer para el sustento de su esposa y colocar a sus dos hijas en un convento, comisionó a dos sacerdotes, Etienne d'Anse y Bernard Ydros, para que tradujeran los Evangelios y otros libros de la Biblia al idioma vernáculo que se hablaba en las provincias de Provenza y Dauphiné en el sudeste de Francia. Entonces distribuyó el resto de sus posesiones entre los pobres y se puso a estudiar la Palabra de Dios. Además, predicó en las calles de Lyón, invitando a los habitantes a que despertaran espiritualmente y regresaran al cristianismo bíblico.

Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores. Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces la iglesia había impedido que se tradujera la Biblia a otro idioma con la excepción del latín. Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el idioma de la gente común. Se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyón."

Esta predicación laica incitó la ira del clero. En 1179 el papa Alejandro III prohibió a Valdo y sus seguidores predicar sin el permiso del obispo local. Como era de esperar, el obispo Bellesmains de Lyón rehusó dar su consentimiento. Los registros históricos indican que, ante esta proscripción, Valdo respondió a la jerarquía usando las palabras de Hechos 5:29: "Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres."

Valdo y sus asociados continuaron predicando. Así, en 1184 el papa Lucio III los excomulgó, y el obispo de Lyón los expulsó de la diócesis. Resultó algo parecido a lo que ocurrió cuando los primeros cristianos fueron echados de Jerusalén. Acerca de ellos, la Biblia declara: "Los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra."-Hech. 8:1-4.

Estos disidentes del siglo doce se refugiaron en los Alpes y por todo el sur de Francia, y enseñaban la Biblia a medida que iban de un lugar a otro. Sin duda se toparon con otros grupos disidentes, como los seguidores de Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. Al cruzar los desfiladeros de los Alpes en dirección al norte de Italia, se encontraron con grupos de disidentes que ya existían en los valles del Piamonte y de Lombardía. Estos grupos de disidentes con orientación bíblica, que luego llegaron a conocerse por toda Europa como valdenses, deben distinguirse de grupos "herejes" contemporáneos, como los cátaros y los albigenses, cuyas doctrinas estaban basadas más en la filosofía persa que en la Biblia. Los registros históricos muestran que para principios del siglo trece podían hallarse valdenses no solo en el sur de Francia y el norte de Italia, sino también en el este y norte de Francia, en Flandes, en Alemania, en Austria y hasta en Bohemia, donde se dice que Valdo murió en 1217.

EN BUSCA DE LA VERDAD BÍBLICA

Sea que Valdo mismo haya sido el fundador de los valdenses o no, a él se le tiene que dar el crédito por haber tomado la iniciativa de hacer traducir la Biblia del latín a las lenguas vernáculas que en aquel entonces hablaba la gente común a quienes él y sus asociados predicaban. Además, debe recordarse que eso ocurrió unos 200 años antes de que Wiclef tradujera la Biblia para los disidentes que hablaban inglés.

La posición básica de los valdenses primitivos era que la Biblia es la única fuente de la verdad en lo que tiene que ver con la religión. En un mundo que estaba comenzando a salir de lo que se ha llamado la "Edad del Oscurantismo," ellos buscaron a tientas la verdad cristiana. Evidentemente hicieron lo mejor que pudieron con los cuantos libros de las Escrituras Hebreas y Griegas que poseían en un idioma que podían leer y comprender.

No obstante, los valdenses primitivos comprendieron la Biblia lo suficientemente bien como para rechazar la adoración de las imágenes, la transubstanciación, el bautismo de infantes, el purgatorio, el culto de María, las oraciones a los santos, la veneración de la cruz y de las reliquias, el arrepentimiento de última hora, la confesión a los sacerdotes, las misas para los muertos, las indulgencias papales, el celibato sacerdotal y el uso de armas carnales. También rechazaron el uso de imponentes y elegantes edificios religiosos y consideraban que "Babilonia la Grande, la madre de las rameras," era la Iglesia de Roma, e invitaban a sus oyentes a huir de ella. (Apoc. 17:5; 18:4) ¡Todo esto lo hicieron a fines del siglo doce y a principios del siglo trece!

En su obra de predicar, los valdenses primitivos enseñaban la Biblia y daban mucha importancia al Sermón del Monte y al padrenuestro, en los cuales se muestra que el reino de Dios es lo que se debe buscar primeramente y lo que se debe pedir en oración. (Mat. 6:10, 33) Sostenían que cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, que poseyera suficiente conocimiento de la Biblia estaba autorizado para predicar las "buenas nuevas." Además, consideraban a Jesús como el único mediador entre Dios y el hombre. Puesto que Jesús había muerto una vez para siempre, ellos sostenían que un sacerdote no podía reanudar este sacrificio por medio de celebrar una misa. Los valdenses primitivos conmemoraban la muerte de Cristo, utilizando pan y vino como símbolos.

LA PREDICACIÓN RESULTA EN PERSECUCIÓN

Los valdenses primitivos sostenían que no era necesario ir a una iglesia para adorar a Dios. Celebraban reuniones clandestinas en establos, hogares particulares y dondequiera que pudieran hacerlo. Durante estas reuniones estudiaban la Biblia y preparaban nuevos predicadores, los cuales acompañaban a los más experimentados. Viajaban en

pares de granja en granja y, cuando estaban en los pueblos y aldeas, iban de casa en casa. El autoritativo libro de consulta intitulado Dictionnaire de Théologie Catholique (Tomo 15, columna 2591) en un artículo que, por lo demás, no favorece a los valdenses, declara: "Desde la más tierna edad, sus hijos empezaban a aprender los Evangelios y las Epístolas. La predicación de sus diáconos, sacerdotes y obispos consistía principalmente en citas dela Biblia."Otras obras nos informan que los valdenses tenían una excelente reputación de ser muy trabajadores, sumamente morales y honrados al pagar sus impuestos. Expulsaban a los pecadores que no se arrepentían.

Así eran estas personas temerosas de Dios a quienes perseguidores religiosos persiguieron hasta la muerte, pues a muchas de ellas las quemaron en la hoguera. Una gran cantidad de ellas fueron víctimas de la terrible cruzada que ordenó el papa Inocencio III en 1209 contra los cátaros y albigenses en el sur de Francia. Otros sufrieron tortura y se les dio muerte durante la temible Inquisición que empezó en el sur de Francia en 1229. Algunos de los valdenses lograron escapar a otros países, y muchos más se refugiaron en los elevados valles de los Alpes de Francia e Italia, donde por siglos sobrevivieron comunidades valdenses.

A principios del siglo dieciséis, los valdenses se unieron a sus hermanos protestantes, como harían otras comunidades cristianas masacradas por el catolicismo romano en siglos anteriores, y hoy en día son considerados una denominación protestante más.

Pero los valdenses primitivos, aunque se les acusó de ser "herejes," estaban de hecho sinceramente buscando la verdad y tomaron la delantera en traducir la Biblia, enseñarla y vivir conforme al modo sencillo que corresponde al cristianismo. Es cierto que no se libraron de todas las doctrinas erróneas de la religión babilónica falsa. Pero evidentemente vivieron conforme al conocimiento que habían obtenido de la Palabra de Dios. Muchos, según parece, estuvieron dispuestos a morir más bien que a renunciar a su fe. Claro, solo "El Señor conoce a los que le pertenecen." Por eso, con confianza podemos dejar en manos de Él el dar cualquier galardón de vida futura.-2 Tim. 2:19.